Desde hoy, y durante 8 días tenemos 8 herramientas para que cultives tu inteligencia relacional! no te las pierdas!
Cultivar la inteligencia relacional es la base de una vida plena y satisfactoria, puesto que la mayor parte de nuestra felicidad o sufrimiento proviene de nuestras relaciones con otros seres humanos, sean de carácter personal, laboral o comercial. Hay una relación que es la más importante de todas – puesto que si o si va a durar toda la vida – y es la relación con nosotros mismos, poder mirarse al espejo y amar lo que ves allí reflejado es señal segura de que el resto de tus relaciones marchan bien porque sólo podemos dar lo que somos, y si estás bien contigo, es fácil estar bien con el mundo.
En estos 8 días, exploraremos algunos elementos claves para mantener relaciones asertivas contigo mismo y con los demás:
Día 1
- Confía en el amor: el propósito de las relaciones no es lastimar, ni mucho menos establecer a través de juegos de poder que tan importante es el uno o el otro; las relaciones abren la posibilidad de conocer nuevos mundos o mundos conocidos con ojos nuevos, son para crecer, gozar y conocernos mejor a nosotros mismos. Cuando aparezca el conflicto – que es inevitable- recuerda la naturaleza del vínculo que tienes con la otra persona y actúa para cuidar el vínculo no para “ganar” el encuentro.
Día 2
- Tenemos distintas naturalezas: no somos iguales, somos distintos y en la diversidad está la belleza, el reto y la diversión. Recordar que amarnos no significa ser iguales, es recordar que no nos gusta ni nos molesta lo mismo necesariamente, que amamos de distintas maneras y nos sentimos amados de diferentes modos. Comunicar claramente los cómos y lo qués disminuye en gran medida la posibilidad de conflicto puesto que al respetar la diferencia cuidamos de la relación y evitamos el dolor que trae la desilusión del desencuentro.
Día 3
- Pon límites desde el principio: gracias a la memoria histórica compartida de guerra, solemos temer el conflicto y por ello en los estadios tempranos de las relaciones – cualquiera que sea su naturaleza – tendemos a callar lo que nos molesta, hasta que eventualmente con el tiempo la molestia alcanza tal magnitud que es imposible disimularla, cuando esto ocurre solemos expresarla de mal modo. Vivir en paz no es vivir sin conflictos, es solucionarlos sin violencia. Cuando estableces los límites claramente, evitas conflictos posteriores y cuidas de ti mismo y de la relación, estableciendo las bases para un compartir duradero y placentero.
Día 4
- Pide lo que necesitas: como somos distintos el otro no sabe de entrada como cuidarte. Asumir la felicidad como una responsabilidad propia incluye comunicar a otros qué quieres y cómo lo quieres y si es importante para ti, incluye el cuándo; esto no se trata de comunicar para ser obedecido, puesto que el otro tiene también sus maneras, tiempos y heridas, tiene que ver más con pedir lo que se quiere y confiar en que el otro hará su mejor esfuerzo para cuidar de mi con la información compartida.
Día 5
- Quien decide eres tú (así el otro lo pida): en las relaciones hay un juego continuo entre proponer, aceptar, ceder o imponer. Negociamos acciones, tiempos y prioridades. Y aunque la tendencia tradicional sea jugar a que yo gane, en las relaciones – y en la vida en general – funciona más un “todos ganamos”. Es bueno tener en cuenta que en esa danza, intercambio o negociación pasar por encima de tuyo en nombre de los dos o del otro es atentar contra tu relación más importante: tú mismo; así que recuerda, la vida y las relaciones en las que estás son tus elecciones y un criterio asertivo de juego es el bienestar común con base en el cuidado individual.
Día 6
- Nadie puede hacer feliz a otro: más allá de la ilusión de las ideas románticas de la modernidad, claramente expresadas por Disney, existe el hecho de que no podemos hacer felices a los que amamos así nos sacrifiquemos haciendo lo que nos piden o intentando ser quien imaginamos que el otro quiere o necesita; hagamos lo que hagamos no hay forma. La felicidad es un asunto propio y cada quien tiene la llave y la cerradura dentro de sí. Al asumir esta situación, no sólo nos liberamos del daño que causa el “lo hice por ti” sino que liberamos al otro de la responsabilidad de darle sentido a nuestra vida, y asumimos nuestra parte como seres humanos vivos y conscientes con los recursos creativos, emocionales y físicos para amarnos, respetarnos y cuidar de nosotros mismos.
Día 7
- Se compasivo contigo mismo: no nacimos aprendidos, nadie tiene el manual de éxito, y a juzgar por los resultados, las propuestas de cómo vivir necesitan una revisión. Tienes derecho a hacerlo mal y a equivocarte, tienes derecho a no saber, a tomarte tu tiempo y a cambiar de opinión. Ser compasivo no es ser alcahueto o condescendiente, ni escudarse en la historia personal para autojustificarse. Ser compasivo es recordar que estamos aprendiendo, observar lo que falla y se repite y buscar nuevos caminos, desde la consciencia de que nuestro valor no está dado por hacer o tener sino por existir, y el sólo hecho de intentarlo una vez más es maravilloso.
Día 8
- Escucha tus emociones (ellas son tu brújula): a pesar de la tendencia tradicional de querer sentir sólo lo agradable y dopar o negar lo doloroso, la vida es un entramado rico en matices y experiencias de todo tipo y negarse a vivir una parte es negarse a vivir, porque no se puede sentir selectivamente: se siente o no se siente. Las emociones juegan un papel fundamental en la construcción de una vida plena y placentera, puesto que nos indican que nos hace bien y que necesitamos pulir o transformar; ellas son el indicador de algo va bien o mal. En este punto es importante diferenciar emociones de sensaciones, porque, aunque amabas se sienten, unas pasan por lo físico y otras por lo emocional; cuando no tenemos clara esa diferencia puede que busquemos sensaciones a través de intoxicantes para evitar sentir las emociones, esta táctica aunque parezca funcionar en lo relativo a lo sensorial, es poco efectiva puesto que si no se hace el trabajo emocional el dolor seguirá allí indicándote que hay un cambio que necesitas realizar.