¿Qué zonas cómodas y límites te has permitido cruzar?, ¿Dónde están tus fronteras con el otro?, ¿Cuál es el límite que divide tu espacio vital del que otros habitan?
Hoy, en el día internacional del migrante queremos recordar que el movimiento es parte de la vida. Lo que no se mueve y no busca trascender sus propios límites, se estanca.
Estos límites pueden ser, por ejemplo, físicos (fronteras, países), mentales (acuerdos, zonas cómodas) o emocionales (restricciones de cariño o afecto, miedos), sin embargo, cada límite tiene una razón de ser, así como el potencial de llevarnos a encontrar lo diferente, lo «externo» que puede venir a complementar y ampliar las visiones y relaciones que tenemos con nosotros mismos, con otros, con el mundo. Cientos de personas se mueven en el planeta recordándonos que es hora de reconocernos como ciudadanos del mundo, como humanidad; otros tantos, buscamos esas fronteras internas para recorrer caminos nos explorados o negados, encontrando respuestas a la humanidad que nos habita. Sin importar, el movimiento, el anhelo de ir más allá, nos pertenece, así que hoy te invitamos a honrar no solo una esencia humana curiosa y exploradora, sino a otros que deciden moverse buscando encontrar mejores condiciones de vida (huyendo de la violencia o de la miseria), en ellos están seguramente tus antepasados que caminaron por varios territorios (todos venimos de grandes migraciones) y, al igual que en ti mism@, está ampliándose el potencial de la vida y de la diferencia (cultural, mental, económica, sexual) que, a su vez, te reta a ver tus propios límites ya sean estos juicios de valor o límites emocionales.