Políticas de CasaOcho

 – Para nosotros la espiritualidad es un camino integral en el que lo material, lo mental, lo emocional y lo energético son unidad. Nuestra labor ha requerido años de estudio, investigación y trabajo personal, que decidimos poner al servicio de la comunidad, a cambio de la cual recibimos una retribución económica que nos permite tener una vida satisfactoria. No somos una entidad sin ánimo de lucro, ni una institución religiosa.
 – Sabemos que el dinero es energía y esta a su vez es intercambiable por trabajo. Tratamos de generar una red empresarial y comunitaria que nos nutra a todos y en el que haya beneficio y crecimiento mutuo.
– Donaciones: sabemos que somos provistos por algo más grande a nosotros, así que en agradecimiento damos un porcentaje de nuestras utilidades a proyectos en crecimiento en los que ese dinero pueda ayudar.
– En CasaOcho el dinero y los recursos económicos no son un impedimento para las personas que están interesadas en realizar nuestras formaciones y programas, razón por la cual ofrecemos oportunidades de becas parciales e intercambios.
– Nuestra labor es el crecimiento personal, por ello, ofrecemos a nuestros trabajadores acceso a las formaciones, programas y talleres.
– Valoramos y respetamos la labor del docente, estimulando su creatividad, bienestar y formación continua a través de espacios que posibilitan el intercambio de saberes y desarrollo de diversas habilidades (profesorado, puesta en escena, comunicación, liderazgo, etc.).  
– Creemos que el ejercicio terapéutico es una labor de: entrega de poder personal (el terapeuta orienta, escucha y guía, no es un salvador); vacío (el escucha debe poner en práctica los principios de atención plena y meditación en la consulta, escuchando ecuánime y objetivamente); acompañamiento (el escucha sostiene y cuida durante y después del proceso al consultante, generando un vínculo que debe respetar); y, de coherencia interna (el escucha es ejemplo desde su vida, trabaja en sí mismo tomando al consultante como espejo a través del cual puede verse).
– Respetamos el derecho al desacuerdo y abrimos espacios para el dialogo. Estamos abiertos a críticas porque reconocemos nuestros límites y una buena forma de crecer es escuchar otras perspectivas.
– Nada justifica el maltrato.
– El proceso de aprendizaje es una construcción conjunta, por ello, nuestro modelo pedagógico incluye el derecho al error, al intento y al “ridículo”. Invitamos a nuestros estudiantes a arriesgarse y entregarse con mente de principiante, potenciando así la enseñanza.
– Se puede preguntar. Somos un espacio donde se puede preguntar aquello que no está claro, de tal forma que todos aportemos visiones diferentes frente a diversos temas. Estamos siempre dispuestos a aclarar dudas.
– Creemos en los procesos. Le apostamos a un cambio cultural que surja desde el interior de cada ser mediante múltiples prácticas, por ello, nuestras experiencias invitan a recorrer un camino que tiene ritmos profundos de interiorización y autoobservación, más allá de la entrega de información y técnicas.
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